¿Las razones de tu hijo mayor? Sí, quizás las tiene, pero tu amor es mayor que sus razones.
Recibiste con gozo al menor de tus dos hijos esperanzado en que él jamás deseará alejarse nuevamente del hogar paterno, pero, ¿qué harías si se alejara y volviera “arrepentido” tantas veces como tu sensible corazón se lo permitiera? ¿Le darías un anillo nuevo cada vez? Yo sé que para él siempre tendrás dinero, vestidos y zapatos, pero, ¿no te duele saber cuan presto los despilfarra con sus amigos, sabiendo que tú le darás más?
Tú no eres testigo de las muchas fechorías que él comete cada vez que se aleja de ti, pero, ¿qué harías si llegaras a descubrir que también cuando está en casa vive perdidamente, en forma solapada, no respetando ni siquiera a sus propias sobrinas?
¿No temes que sea ahora tu hijo mayor quien decida alejarse de tu casa para buscar un refugio más seguro para sus hijas? En este caso mejor te sería que perdones al pródigo cuantas veces quieras, y que le des cuanto quieras darle, pero que lo mantengas fuera de casa, si es que te interesa que tu casa sea una casa decente, donde pueda convivir en paz el resto de tu familia.
Ob. B. Luis, Veracruz, diciembre de 1998
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